“Las manos quieren ver, los ojos quieren tocar”
J.W. von Goethe
¿Qué hace que la danza sea danza?
¿Es el gesto, el movimiento, el cuerpo en desplazamiento, o quizá la música que impulsa la exploración? Para Mariana Zina, socióloga, bailarina y coreógrafa, esta pregunta se extiende más allá de los escenarios tradicionales y encuentra nuevas respuestas en el lienzo.
Su práctica artística surge desde el cuerpo: un movimiento impulsado por la música y guiado por el ojo, que transforma la superficie de grandes lienzos en territorios de exploración sensorial. Acrílicos, enduido, café y pastina se convierten en herramientas que dan forma a texturas y relieves cargados de dinamismo. Cada trazo es resultado de un ensayo intuitivo, un diálogo entre la corporalidad y los materiales.
Mariana aborda la pintura como un acto profundamente táctil y visual, donde las texturas evocan la riqueza orgánica del entorno que habitamos. En sus composiciones, los contrastes de capas y relieves invitan al espectador no solo a mirar, sino a experimentar con todos los sentidos.
Como señala Juhani Pallasmaa, “mirar es tocar”. En esta propuesta, la pintura no solo se observa; se percibe, se vive. Es un puente entre lo visual y lo táctil, entre el movimiento del cuerpo y la quietud de la materia. Las obras de Mariana nos interpelan desde un lugar íntimo, recordándonos que la conexión con el arte también es un acto físico, una danza compartida entre la artista, la obra y quien la contempla.
Noël Gamarra